De acuerdo con la calificadora, pese a la ratificación de las calificaciones para México, la perspectiva sigue siendo negativa. Ello implica que nuestro país se encuentra en riesgo de que las calificaciones se degraden en los próximos 12 meses.
Los riesgos, indicó S&P están relacionados con el “manejo de los complejos desafíos fiscales relacionados con Pemex”. Así como de la posibilidad de que “iniciativas gubernamentales” presionen al entorno empresarial.
Indicó que las elecciones del pasado 6 de junio en México mostraron un apoyo “sólido» al presidente Andrés Manuel Lopz Obrador y sus aliados, quienes mantuvieron la mayoría en el Congreso y se mantienen bien posicionados para impulsar la agenda política en la segunda mitad del sexenio.
En ese sentido, prevé que se mantendrá una gestión macroeconómica cautelosa. Se estima estará acompañado de una estabilidad de la deuda neta del gobierno del 48 por ciento del PIB en los siguientes tres años.
“El crecimiento se desaceleraría tras un repunte de 5.8 por ciento en 2021, debido a presiones en el entorno para hacer negocios – algunas antiguas y otras asociadas con políticas recientes – que pesan sobre la inversión».
Standard & Poor’s advirtió que un desempeño débil en México podría complicar la ejecución de las políticas.
Explicó que “algunas políticas y la renegociación de contratos establecidos, particularmente en el sector energético, y la incertidumbre sobre la autonomía de los organismos reguladores y del poder judicial que presionen la estabilidad de las políticas y deprimen aún más la inversión, podrían llevarnos a bajar las calificaciones”.
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