El jefe policial aseveró que los responsables de la agresión pertenecen a un grupo del crimen que tiene presencia en la región norte del país, entre Tamaulipas y Coahuila: “Lo tenemos identificado y estamos actuando junto a las Fuerzas Armadas para dar con éste”, dijo.
Además, consideró que la emboscada contra los 10 policías no constituyó un desafío al estado de Nuevo León, sino un ataque directo a la Fuerza Civil, “porque llevamos 14 enfrentamientos en contra de ellos y en todos los habíamos vencido”.
Sin embargo, en esta ocasión, de acuerdo al comisario Palacios Pámanes, el grupo delictivo superaba en número y armamento a los policías estatales, quienes viajaban en dos patrullas, mientras que los sicarios se movilizaban en 10 camionetas, algunas de ellas blindadas, y dos de dichas unidades tenían montados rifles Barrett calibre 50.
Sobre estos hechos, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que el gobierno de la República envió a Nuevo León fuerzas federales para realizar tareas de búsqueda y localización de los criminales.
Informó que desde que se dio a conocer el crimen, su gobierno actuó para respaldar a las autoridades locales.
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