Ucrania, 25 enero 2022.- La crisis de Ucrania trae ecos de la Guerra Fría y reaviva una idea de la Conferencia de Yalta de 1945: que Occidente debe respetar una esfera de influencia rusa en Europa Central y Oriental.
Desde que asumió el poder en 2000, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha trabajado de forma constante y sistemática para revertir lo que considera la humillante ruptura de la Unión Soviética.
Mientras acumula tropas junto a la frontera de Ucrania y celebra maniobras militares en Bielorrusia, cerca de las fronteras de los miembros de la OTAN Polonia y Lituania, Putin reclama que se vete de forma permanente el derecho de Ucrania de unirse a la alianza occidental y que se limiten otras acciones de la OTAN como destinar tropas en países del antiguo bloque soviético.
La OTAN ha dicho que las demandas son inaceptables y que unirse a la alianza es un derecho de cualquier país y no una amenaza a Rusia. Los detractores de Putin alegan que lo que de verdad le preocupa no es la OTAN, sino la de una Ucrania demócrata y próspera que pueda ofrecer una alternativa al gobierno cada vez más autoritario de Putin.
Las actuales demandas de Rusia se basan en la antigua percepción de agravios de Putin y su rechazo a que Ucrania y Bielorrusia sean países soberanos y realmente independientes en lugar de formar parte de una patria rusa lingüística y ortodoxa, unidos o al menos afines a Moscú.
En un tratado sobre el milenio publicado el verano pasado, y titulado “La unidad histórica de rusos y ucranianos”, Putin mostró su estrategia. Insistió en que la separación actual de Rusia, Ucrania y Bielorrusia en estados separados es artificial, debida principalmente a errores políticos durante el periodo soviético y, en el caso de Ucrania, impulsada por un malévolo “proyecto antirruso” respaldado por Washington desde 2014.
Su visión ruso-céntrica de la región plantea una prueba crucial para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que ya lidia con crisis en varios frentes en su país: la pandemia del coronavirus, el repunte de la inflación, un país dividido con un gran grupo del electorado que se niega a reconocer su presidencia y un Congreso que ha bloqueado muchos de sus objetivos sociales y climáticos.
Biden ha descartado una intervención militar para respaldar a Ucrania, y en cambio, ha desplegado una intensa ofensiva diplomática y movilizado a los aliados occidentales para respaldar lo que promete serán graves y dolorosas sanciones contra Rusia si se atreve a invadir Ucrania.
La estrategia de Putin ha sido recrear el poder y la esfera de influencia definida que perdió Rusia con la caída del Muro de Berlín, al menos en la zona de la antigua Unión Soviética.
martes, 25 de enero de 2022
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario