martes, 14 de diciembre de 2021

Bancos Centrales se reunirán por última vez este año para discutir sobre la inflación y ómicron

Global, 14 diciembre 2021.- Los principales bancos centrales se reúnen esta semana para evaluar los riesgos de la nueva variante ómicron del coronavirus, al tiempo que estudian la posibilidad de reducir las medidas de emergencia puestas en marcha hace casi dos años para luchar contra las consecuencias económicas de la pandemia.

El debate sobre la situación mundial comienza el martes, cuando la Reserva Federal se reúne para su última reunión de dos días, e incluye nuevas declaraciones de política monetaria por parte del banco central estadounidense el miércoles, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra el jueves, y el Banco de Japón el viernes.

Todos se enfrentan a alguna versión del mismo dilema -si la necesidad de protegerse contra la inflación y poner fin a la actual era de bajos tipos de interés y compras de activos por parte del banco central es más urgente que la amenaza económica que supone la nueva variante-, aunque sus diferentes enfoques podrían dar lugar a un año revuelto.

La inflación, los mercados laborales y el vínculo entre el virus y los resultados económicos se comportan de forma diferente en las principales economías, lo que establece una división potencialmente aguda sobre la forma en que los bancos centrales gestionan la próxima etapa de la pandemia. Esto contrasta con la oleada sincronizada y masiva de apoyo aprobada al inicio de la crisis sanitaria en la primavera de 2020.

El Banco de Inglaterra parecía hace poco que estaban a punto de subir los tipos de interés en respuesta a la alta inflación, pero los responsables de política monetaria han cambiado de idea por la rápida propagación de ómicron y la imposición de nuevas restricciones en el país. Ahora se espera que mantengan la línea de los costes de endeudamiento en su reunión de esta semana, en un recordatorio del papel todavía determinante de la pandemia.

Es probable que el BCE continúe, y el Banco de Japón tal vez comience, a reducir algunas compras de bonos ligados a la pandemia al margen, pasos tentativos que reflejan la menor inflación y los repuntes económicos menos fulgurantes en la zona euro y Japón. Es probable que las subidas de los tipos de interés en ambos casos estén lejos.

En el caso del BCE, también debe tener en cuenta las grandes diferencias dentro del bloque para el que establece la política monetaria. Cualquier retirada importante del apoyo a la crisis podría tener consecuencias no deseadas, por ejemplo, para la sostenibilidad de las elevadas cargas de deuda en economías como la italiana.

En el caso de Japón, la inflación que está arrasando en otras partes del mundo sigue estando prácticamente ausente. Por ello, sólo se está debatiendo una reducción marginal de las compras de activos de las empresas.

Por su parte, la Reserva Federal probablemente intensificará un cambio de política monetaria que podría agudizarse aún más durante el próximo año y que podría suponer el mayor riesgo de una sorpresa perturbadora.

El banco central estadounidense se enfrenta a una inflación que ya supera el doble de su objetivo formal del 2% y que es suficientemente persistente.

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