Los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de las Siete Economías más ricas del mundo señalaron el viernes que Irán estaba amenazando la paz y la seguridad internacionales y que todas las pruebas disponibles demostraban que estaba detrás del ataque al petrolero Mercer Street la semana pasada.
“Si tuviéramos que enfrentarnos a los enemigos… lo declararíamos abiertamente, por lo que los recientes dichos de los enemigos son una operación psicológica“, señalaron medios estatales citando a Abolfazl Shekarchi, alto portavoz de las fuerzas armadas iraníes.
El buque del incidente corresponde a un petrolero de bandera liberiana y de propiedad japonesa, gestionado por la empresa israelí Zodiac Maritime.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Saeed Khatibzadeh, rechazó la declaración del G7 por considerarla “infundada”, según los medios de comunicación estatales.
“Cabe destacar que este incidente se escenificó días antes de la toma de posesión del nuevo presidente de Irán“, dijo Khatibzadeh.
El presunto ataque con drones mató a dos miembros de la tripulación -un británico y un rumano- cerca de la desembocadura del Golfo, una ruta marítima petrolera clave.
“Contrariamente a la estrategia de Estados Unidos, Gran Bretaña y el régimen sionista (Israel), que pretenden crear inseguridad… e iranofobia, la estrategia de Irán es reforzar la seguridad en el Golfo Pérsico”, dijo Shekarchi.
El ejército estadounidense afirmó que los expertos en explosivos del portaaviones Ronald Reagan -que se desplegó para ayudar al Mercer- concluyeron que el avión no tripulado fue producido en Irán.
Pero Shekarchi sostuvo: “Los estadounidenses dicen que recuperaron partes de drones iraníes en el agua…., pero ¿en qué laboratorio se identificaron estas pruebas como pertenecientes a Irán?”, informó la agencia estatal de noticias iraní IRNA.
“Preparar pruebas falsas no es una tarea difícil, ya que los sionistas destacan en la preparación de documentos falsos”, dijo Shekarchi, sugiriendo que Israel podría haber estado detrás del ataque.
A pesar de los desmentidos de Irán, Reino Unido, Estados Unidos y otros países han criticado a Teherán por el ataque. Reino Unido planteó la cuestión en una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La embajadora adjunta de Irán ante la ONU, Zahra Ershadi, rechazó las acusaciones y advirtió de cualquier represalia: “Irán no dudará en defenderse y asegurar sus intereses nacionales”.
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