viernes, 8 de abril de 2022

Industria automotriz alerta sobre represalias comerciales por reforma eléctrica

CDMX, 8 abril 2022.- Francisco Garza, CEO de General Motors en México, posa sonriente en una de las fotos que se tomaron durante la reunión entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el enviado especial para el cambio climático de Estados Unidos, John Kerry.

La presencia del ejecutivo en la reunión no fue casualidad. General Motors, el mayor fabricante de vehículos en México, tiene una inversión anunciada de 1,000 millones de dólares para reconvertir la planta de Ramos Arizpe, Coahuila, y producir vehículos eléctricos. A diferencia de los millones de modelos a gasolina que ha ensamblado desde que llegó a México en 1935, que no estaban ligados a metas de emisiones, los nuevos eléctricos que saldrán de la línea de producción a partir de 2023 sí lo están. Pero la reforma eléctrica que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador, tal y como está planteada, no permitirá a la empresa –y en general a ninguna de las plantas del sector– cumplir con las metas globales de reducción de emisiones que ha fijado el corporativo.

Los fabricantes de vehículos y autopartes alertan que la falta de alternativas para abastecerse de energía generada a partir de fuentes renovables podría generar represalias comerciales por parte de los principales mercados consumidores de vehículos de manufactura mexicana.

'Al no promover energías renovables, nuestras exportaciones podrían estar sujetas a represalias comerciales, como impuestos al carbono a manufacturas, haciendo menos atractivo a México como destino de inversiones y afectando la generación de empleos', advirtió la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz a principios de año.

Garza ha destacado en el pasado la importancia de que México genere condiciones que permitan la inversión en energías renovables, pero ni la reforma eléctrica, cuyo proyecto de dictamen llegó a la Cámara de Diputados esta semana; ni la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), que busca fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y que este jueves podría ser declarada como constitucional, apuntan en esa dirección.

El fabricante estadounidense no es el único que se ha planteado ambiciosas metas de reducción de emisiones. Nissan, el segundo mayor fabricante de vehículos en México, también se ha fijado el objetivo de lograr la neutralidad de carbono en todas las operaciones de la compañía y el ciclo de vida de sus productos para 2050. “Nissan buscará más innovaciones en tecnología de electrificación y fabricación para avanzar en el objetivo”, anunció la compañía en un comunicado publicado en enero de 2021.

Con los dos principales mercados consumidores de vehículos de manufactura mexicana avanzando hacia la neutralidad de carbono, las iniciativas gubernamentales que buscan cancelar todos los contratos privados y eliminar la figura de autoabasto a fin de regresar a la CFE el protagonismo perdido, han prendido las alertas del sector.

“Nos preocupa el impacto que (la reforma eléctrica) podría tener en la industria automotriz, sobre todo por los compromisos que las propias empresas han asumido en esta transición hacia la electromovilidad y en ser emisor cero carbón.

Esta iniciativa no abona para el futuro de la industria”, dice Fausto Cuevas, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, que representa a los fabricantes de vehículos.

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