jueves, 29 de julio de 2021

VIH y Covid-19, padecimientos que pueden llevar a la cárcel en CDMX

CDMX, 29 julio 2021.- En junio, mientras Ciudad de México se embanderaba de arcoíris para celebrar la diversidad sexual y la inclusión, un hombre era encarcelado por «peligro de contagio», delito adaptado a la pandemia de sida y que recobró fuerza con la de covid-19.

La imagen de Juan «N», como lo identificó la fiscalía capitalina, fue difundida en foto y video. Su delito: no haberle informado a una expareja que era portador del VIH.

El tipo penal se llama «peligro de contagio» y puede acarrear hasta cinco años de prisión a quien, sabiendo que tiene una enfermedad venérea o grave, infecte a más personas «por relaciones sexuales» u «otros medios».

«El delito lo que hace es criminalizar a las personas que viven con alguna condición de salud, sea VIH o cualquier otra», dice Geraldina González de la Vega, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) del gobierno de Ciudad de México.

Las denuncias, único medio para perseguir el delito, han escalado en medio de la pandemia de covid-19.

En 2020, la fiscalía de la capital abrió 78 investigaciones por «peligro de contagio» y ya suman 52 este año, según datos oficiales que no precisan qué enfermedad motivó las querellas.

Pero comparadas con las nueve denuncias de 2018 y las 12 de 2019, el impacto del coronavirus resulta evidente.

Aunque no hay reportes de nuevos encarcelamientos, la jefa del Copred considera «estigmatizante» investigar a un paciente de covid-19.

El «peligro de contagio», presente desde hace décadas en el código penal federal, responde a viejos moralismos de raíz católica como castigar conductas «licenciosas», según estudios académicos.

En el caso de Juan «N», la fiscalía lo expuso irreversiblemente al difundir la acusación, su rostro y datos personales.

«Es ilegal», sostiene Jaime Morales, director de diversidad sexual del gobierno capitalino, que hoy trabaja en capacitar y sensibilizar al personal que divulgó la información.

El encierro de Juan, que duró una semana, fue por la denuncia de su expareja, cuyos abogados alegan que fue engañada y puesta en riesgo. La fiscalía argumenta que lo arrestó por no haber respondido a citaciones judiciales.

La jueza determinó finalmente que podía seguir el juicio en libertad. La AFP contactó al implicado y a su defensora, quienes se abstuvieron de declarar para no afectar el proceso.

El tipo penal es además anacrónico desde una perspectiva médica.

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