Tanto China como Brasil se han posicionado como posibles mediadores de paz en la guerra, pero sus ambivalentes puntos de vista han sido ampliamente criticados por los aliados occidentales por parciales, incompletos y proclives a Rusia. Un documento de 12 puntos propuesto por China pedía el cese de las hostilidades y la protección de las centrales nucleares, pero no reconocía la ocupación de territorios ucranianos.
El documento evita claramente utilizar los términos "guerra" o "invasión" para describir las circunstancias dentro del país, hablando en su lugar de "crisis", y pide que se abandone la "mentalidad de Guerra Fría" y las "sanciones no literales".
Aunque fue mal recibido en Occidente, el plan de Pekín ha sido bien acogido por el Presidente de Brasil, Lula da Silva, que en los últimos días suscitó polémica por sugerir que Estados Unidos y la UE estaban alimentando la guerra con sus continuos suministros de armas a Ucrania.
Tras una reunión de ministros de Asuntos Exteriores en Luxemburgo, Josep Borrell lanzó un reproche personal contra ambos países. "Quiero recordar la horrible situación sobre el terreno a todas las personas que ahora piden la paz. Yo también pido la paz", declaró Borrell el lunes por la tarde.
"Pero tiene que ser una paz justa y hasta entonces seguiremos apoyando la defensa de Ucrania", prosiguió. "Recientemente China y también Brasil han propuesto algunas ideas. Para un esfuerzo de paz creíble y honesto, es necesario hablar con Kiev e ir allí para ver la agresión a través de los ojos de aquellos que han sido bombardeados." Ni el Presidente Xi ni el Presidente Lula han visitado Ucrania desde el comienzo de la invasión a gran escala.
"Hay que tener muy claro lo que está pasando", defendió Borrell.
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