La mañana de este martes, el secretario Ejecutivo notificó en la mesa privada de los martes del Consejo General, su decisión de dejar el cargo el mismo día que concluye su cargo la presidencia y tres consejerías, tras 14 años al frente de la labor técnica del instituto.
“Desde que asumí el cargo, diseñé una secretaría Ejecutiva discreta, con bajo protagonismo público, para aislar la operación institucional de las contiendas y las distintas fuerzas partidistas, para evitar la politización de las actividades técnicas del instituto que deben atender a criterios estrictamente técnicos.
“Desafortunadamente, el diseño institucional que procuramos durante tantos años, así como el equilibrio que con el mismo empeño se ejecutó, fue roto en los últimos meses por algunos actores políticos, que en el más reciente debate sobre la reforma electoral, hicieron de la operación técnica esencialmente imparcial, parte del debate político, lo que me obligó a salir a la defensa pública de las instituciones electorales, a explicar las virtudes que ofrece el régimen vigente y a alertar sobre los peligros que implican varios de los aspectos del denominado Plan B”.
Detalló que luego de publicarse la reforma electoral, la cual ordenaba su despido inmediato, de forma inconstitucional, tuvo que interponer los juicios correspondientes, lo que desató “ataques y mentiras sobre mí y mi trayectoria, incluso desde las conferencias que desde palacio Nacional encabeza el Presidente de la República, se ha llegado incluso a señalar que llevo tres décadas como servidor público, lo que es una falsedad”.
Consideró que ello lo llevó a tomar la decisión de que “la notoriedad que, sin buscarla, he adquirido, constituye un impedimento, desde mi punto de vista, para continuar desempeñando con discreción y eficacia, las actividades propias de la Secretaría Ejecutiva. Por ello, estoy convencido que conforme a la ética de la responsabilidad, es el momento de retirarme”.
Jacobo Molina sostuvo que esta defensa “nunca, nunca tuvieron como finalidad un beneficio personal” sino reestablecer la constitucionalidad, las facultades institucionales de una institución autónoma y los derechos humanos laborales.
“He cumplido un ciclo en la Secretaría Ejecutiva del instituto, para servir al INE y a la democracia mexicana, lo que concebido no como un trabajo, sino como una causa. Es momento pues, de que quien sea designada o insaculada para presidir esta institución, proponga una persona que con diligencia y rectitud lleve las tareas de la Secretaría, por ello he presentado mi renuncia.
Edmundo Jacobo negó que abandone el barco ante la llegada de una nueva presidencia, posiblemente cercana a Morena, pues replicó que por el contrario, lo hace antes de que se define quién encabezará al INE por los próximos nueve años, para que esto no influya en su decisión.
Respecto a la liquidación de consejerías, y ahora la de su cargo, las cuales han sido criticadas, el secretario Ejecutivo defendió que es un derecho y que incluso, hay dependencias del gobierno federal actual en las que son mucho más elevadas, pero de eso no hablan.
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