sábado, 21 de enero de 2023

Elementos del Ejército detienen a Gerardo Soberanes, el G-1 operador de 'El Mayo' y al que llamaban ‘El Rey de Durango’

Durango, 21 enero 2022. A las 4 de la mañana de este 20 de enero, mientras Gerardo Soberanes el G-1 y sus escoltas dormían en el fraccionamiento Cortijo Residencial en la capital de Durango, un grupo de militares de élite de la Secretaría de la Defensa Nacional ejecutaron luego de ocho meses de planeación, un operativo para detenerlo.

Su poder en Durango era de tal tamaño que el arresto se tuvo que hacer sin notificar al gobernador priista Esteban Villegas para evitar una fuga de información que le permitiera fugarse.

La implementación fue quirúrgica: apoyados por aeronaves artilladas, las Fuerzas Armadas detuvieron al G-1, señalado por el propio Ejército como “compadre” del senador morenista José Ramón Enríquez Herrera, a sus escoltas y apenas hubo un militar herido, pero no de gravedad.

Tampoco hubo una reacción violenta en la ciudad tras la aprehensión ni amenazas de asesinar civiles. A diferencia de otros arrestos de capos de alto perfil que desatan una jauría de sicarios, los duranguenses pudieron hacer un viernes normal, mientras el también apodado Licenciado viajaba esposado en un helicóptero militar hacia una prisión de máxima seguridad.

Él era, hasta ayer, el personero de los hermanos Alejandro y José Luis Cabrera Sarabia, aliados y representantes del Cártel del Pacífico en Durango desde 1996, cuando iniciaron los envíos masivos de mariguana, cocaína y heroína desde la entidad hacia Estados Unidos. El vocero y actuante de un poder criminal acumulado en más de 27 años de tráfico de drogas, armas y migrantes indocumentados.

Para miles en el noroeste de México, Gerardo Soberanes es el equivalente en Durango a un Chapito en Sinaloa o a un Treviño en Tamaulipas. Discreto a nivel nacional, pero notable en lo local, el G-1 es el guardián de los secretos de los Cabrera Sarabia, de la clase política local, empresarial y hasta de los sacerdotes que le bendecían sus caballos pura sangre.

Él mismo, en los corridos que ordenó componer y que le entonan cantantes como Chuy López, aseguraba que su vida sería tan larga e intocada como la de su padrino criminal, El Mayo Zambada, quien a sus 75 años jamás ha sido detenido y opera en las sombras sobre fajos de billetes.

Las investigaciones militares indican que, a cambio de ese dinero, Gerardo Soberanes infiltró casi todo el estado colocando a familiares e incondicionales en puestos clave del servicio público: desde alcaldías, regidurías y diputaciones de todos los colores hasta cargos en dependencias educativas. Tener ojos y oídos por todo el estado le facilitaron ser el operador financiero predilecto de El Mayo Zambada y de los Cabrera Sarabia en Durango.

En la gubernatura de Jorge Herrera Caldera (2010-2016), cuando alguien traía un buen carro y entraba a Durango, los agentes de tránsito tenían la orden de avisar al ‘G-1’ para que él aprobara hacer una investigación del sospechoso. Si libraban el interrogatorio, podían seguir su camino (…) pero si había una mínima sospecha de sus intenciones en el estado, se les llevaba con él y… pues ya te imaginarás lo que les pasaba”, dice uno de los militares involucrados en su detención.

El Rey de Durango, le llamaban, porque su influencia parecía unipersonal, vitalicia y ordenada desde los cielos del crimen organizado. La corona solo caería de su cabeza como le sucede a los monarcas: por una revuelta o por la muerte natural.

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