lunes, 12 de septiembre de 2022

El Palmito recupera nivel de agua; aseguran pesca y ciclos agrícolas

Durango, 12 septiembre 2022. Localizada a 2 horas y media de Torreón, en el municipio de Indé, Durango, la presa Lázaro Cárdenas “El Palmito” es una de las obras de infraestructura hidráulica más importante de México, la número 15.

Sin embargo, hasta hace tres semanas esa obra parecía ya un gigante con pies de barro, pues su embalse estaba al 27 por ciento y con éste la amenaza de tener en puerta una crisis de empleo e ingreso para los habitantes de esta población y sus seis comunidades aledañas, debido a que su economía depende en un 70 por ciento de la pesca y el otro 30 por ciento restante del turismo.

Su otro efecto colateral hubiera sido mayor, sobre todo para la actividad agrícola de los productores privados y ejidales de la parte baja de La Laguna, cuyas siembras y cosechas de diversos cultivos representan 9 mil 095 millones de pesos anuales en valor de la producción, según datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.

Dicha amenaza no era casualidad, pues de acuerdo a los viejos adagios se transitaba el noveno año de las llamadas “vacas flacas” y hasta anticiparon con certeza que este 2022 ya no habría lluvias, sino hasta el entrante. Por fortuna, el cambio climático no tiene palabra y fue luego del 15 de agosto, fecha que se conmemora en el pueblo la fiesta patronal de la Virgen de la Asunción, comenzaron las precipitaciones en la cuenca alta del Nazas.

Fue el 2 de agosto pasado cuando la Unidad de Comunicación Social del Organismo de Cuencas Centrales del Norte anunció la conclusión del plan de riegos 2022 del ciclo Primavera-Verano 2022 y con este, el cierre de las compuertas de la presa “El Palmito”, luego de satisfacer con el riego de gravedad a 56 mil 738 hectáreas de cultivo de la parte baja del Nazas, desde Lerdo hasta San Pedro en la parte de Coahuila y hasta Tlahualilo en la parte de Durango.

Miguel Vargas, quien labora desde los 22 años como presero en “El Palmito” y cuyo oficio fue aprendido de su padre, recuerda que hasta ese momento la presa tenía un almacenamiento del 26 por ciento, volumen nada halagüeño, pues estaban a poco de llegar al 15 por ciento que se tuvo en 2001 y al 10 por ciento de embalse que se registró en 1997, los más críticos de la época reciente.

Ahí se asomó la posibilidad de tener otro volumen más bajo de los últimos 21 años. No obstante, Miguel Vargas recuerda que las lluvias arreciaron del 20 de agosto en adelante y a la vuelta de tres semanas las aportaciones de sus principales afluentes los ríos Ramos y Oro llegaron el pasado 8 de septiembre a su “pico máximo”, al alcanzar escurrimientos de 1,896 metros cúbicos por segundo, suficientes para tener hoy un embalse que supera ya el 80 por ciento y que garantiza con ello dos ciclos agrícolas, 2023 y 2024, además de dar certeza al Plan Agua Saludable para La Laguna, el cual estaba en riesgo.

Refiere que a partir de las lluvias y la recuperación del embalse el rostro de los pobladores cambio, pasando de la tristeza a la alegría, ya que el agua en la presa es la vida para este pueblo así como para sus comunidades cercanas como, La Victoria, Delicias, Los Zarqueños, Buenos Aires, Ignacio Allende y San Francisco de Asís, cuyos pobladores viven de la pesca y de la agricultura.

En una total contradicción, advierte que ahora se preparan frente a una posible contingencia en caso de seguirse registrando precipitaciones, partiendo de que septiembre es el mes que más llueve, por lo que hace días se llevó a cabo un ensayo de emergencia con pruebas de izaje de las cinco compuertas radiales que conforman el vertedor, que son utilizadas en caso de una fuerte avenida. Agregó que, “ya estamos preparados y listos en la presa Lázaro Cárdenas para cualquier contingencia”.

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