sábado, 11 de diciembre de 2021

El mayor yacimiento de gas de América camina para no dejar huella de carbono

Lima, 11 diciembre 2021.- La producción de gas natural en Camisea, el mayor yacimiento del continente americano, camina para no dejar huella de carbono gracias a un proyecto pionero para reducir emisiones reconocido ya por Naciones Unidas y premiado en Perú por su creatividad y aporte a la sustentabilidad ambiental global.

Tecnología de vanguardia, inversión, y la aplicación de criterios de Economía Circular están detrás de la iniciativa de reducción de huella de carbono y de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) en la Planta de Gas Malvinas, ubicada en el corazón de la Amazonía peruana e impulsada por Pluspetrol, operador de Camisea.

“Requerimos mucha energía para poder procesar el gas natural. También para transportarlo de los pozos a la planta, para lo que se usan turbocompresores que consumen gas. Lo que hace el proyecto es recuperar el calor que emiten esos compresores, que antes se iba al medioambiente, y ahora lo recuperamos para calentar otros procesos necesarios para la planta”, resumió para EFE Elena Mendoza, gerenta de Medio Ambiente de Pluspetrol.

La recuperación de esos residuos ha permitido eliminar la instalación de los hornos que hubieran sido necesarios para generar el mismo calor y que a su vez hubieran creado nuevas emisiones.

En marcha desde 2012, la iniciativa ha permitido dejar de emitir anualmente 51 mil toneladas de CO2, lo que a su vez supone un apoyo a Perú para contribuir a sus compromisos internacionales para afrontar el cambio climático.

Es por eso que este año la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) de Perú reconoció la iniciativa con un premio por su Cuidado al Medio Ambiente en mérito a la innovación de eficiencia energética del proyecto, que a la fecha ha supuesto un aporte ambiental equivalente a plantar 957 mil 375 árboles en una ciudad.

También ha permitido que la explotación del yacimiento sea la única de todo el continente americano en ser reconocida por la ONU para entrar en su convenio de desarrollo limpio, lo que habilita a la reducción de estas emisiones logradas por Camisea entrar en transacciones de bonos de carbono.

“La propuesta, que implicó modificar la tecnología que usábamos no era atractiva económicamente, pero sí para el tema de las emisiones. Una palanca fue mostrarla como parte del mecanismo de desarrollo limpio del protocolo de Kioto, pues se ajusta a sus requerimientos”, recordó Mendoza.

Entre otros temas, hubo que demostrar que aplicar estas medidas “no eran una necesidad para la industria”, sino más bien “un esfuerzo diferenciado” para atajar el cambio climático, lo que terminó por ser “demostrado y acreditado por la ONU”.

La experta ambiental apuntó que introducir estas medidas de Economía Circular constituyen una “necesidad” para una operación como la de Camisea, que opera en un entorno delicado y remoto donde “las implicaciones logísticas son muy altas, los costos, los riesgos, y hasta la seguridad energética del país”.

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