Como resultado de «incidentes violentos entre personas privadas de la libertad (PPL)», de la cárcel de Guayas (suroeste) resultaron «4 PPL heridas» y «1 fallecido», indicó el Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de la Libertad (SNAI), en un comunicado.
Según el organismo «existe normalidad en el centro», tras la intervención de unidades policiales con el respaldo de Fuerzas Armadas, que refuerzan la vigilancia de los centros tras una declaratoria de emergencia la semana pasada.
La Policía anunció que en este operativo «liberó a un empleado de servicio de alimentos, retenido por los reos» y que «se decomisaron 10 armas de fuego, 294 municiones 9mm, 10 armas blancas y 2 granadas artesanales».
Ecuador declaró en estado de emergencia a su sistema penitenciario luego de dos amotinamientos en esa cárcel de Guayas y otra de Cotopaxi, que dejaron 27 reclusos muertos, una policía violentada sexualmente, unos 60 heridos y 105 fugados (86 fueron recapturados, según las autoridades).
Esas dos prisiones fueron parte de las cuatro en las que se produjeron sangrientas revueltas simultáneas en febrero. En ese momento el saldo fue de 79 reclusos muertos y una veintena de heridos, incluidos policías.
Esos incidentes dejaron escenas aterradoras como cuerpos decapitados y revelaron el poder de las mafias del narcotráfico en las sobrepobladas prisiones locales.
Ecuador tiene alrededor de 60 cárceles con capacidad para albergar a 30 mil personas. Sin embargo, en la actualidad ahí cohabitan cerca de 39 mil reclusos bajo la custodia de unos mil 500 guardias civiles.
Según expertos, se necesitan 4 mil custodios para ejercer un control efectivo de las cárceles.
El índice de hacinamiento en las prisiones del país andino bordea el 30%.
En 2020, según la Defensoría del Pueblo, hubo 103 asesinatos en las cárceles.
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