jueves, 26 de agosto de 2021

Los talibanes cierran el paso de los afganos al aeropuerto de Kabul

Afganistán, 26 agosto 2021.- Los talibanes no dan marcha atrás y exigen respeto al acuerdo que marca el 31 de agosto como el final de la misión de Estados Unidos en Afganistán.

Los islamistas consolidan su poder día a día y ofrecieron este martes una rueda de prensa para dejar claro que no contemplan prórrogas pese a que quedan decenas de miles de personas por salir, aclarar que no impedirán trabajar a las mujeres, insistir en que mantienen su oferta de amnistía y negar la existencia de listas negras para detener a antiguos colaboradores porque, aseguran, han «olvidado lo ocurrido en el pasado».

Los islamistas también han decidido cortar el paso de afganos al aeropuerto de Kabul, a partir de ahora solo los extranjeros podrán superar su puesto de control.

Zabihulá Muyahid, portavoz talibán, compareció por segunda vez ante los medios desde la llegada del Emirato y lo hizo al mismo tiempo que se producía la reunión virtual de los líderes del G-7. No parecía preocupado por el resultado de esa cumbre y se limitó a defender su agenda, punto por punto.

Después de tantos días de caos en las proximidades del aeropuerto, con al menos 20 muertos por disparos y aplastamientos, anunció que van a cortar el acceso de afganos «para garantizar su seguridad». A los que siguen allí a la espera de subirse a un avión salvador les pidió que volvieran a sus casas. El único mensaje dirigido a Washington fue para solicitar que no anime a los afganos educados a irse porque «necesitamos la experiencia de médicos, ingenieros…».

En el encuentro con los medios Muyahid envió un mensaje de calma sobre el futuro que les espera a las mujeres y dijo que si se impone algún veto será «por su bien» y «para evitar malos tratos». Frente a la noticia del informe de Naciones Unidas sobre la caza de excolaboradores de la OTAN casa por casa, el portavoz lo negó de manera tajante y aseguró que «vamos a vivir juntos porque la guerra ha terminado para nosotros».

La situación actual es el fruto final de las conversaciones que inició el equipo de Donald Trump con los islamistas que culminaron el pacto de febrero de 2020. Ellos diseñaron el marco que posibilitó la liberación de Abdul Ghani Baradar, que estaba preso en Pakistán, y abrió las puertas a la puesta en libertad de miles de combatientes como «muestra de confianza» de las autoridades afganas con los insurgentes. El problema es que Trump y los suyos nunca contaron con el Gobierno afgano en la parte más importante de la negociación.

La coordinación entre los talibanes y Washington ha funcionado desde que sellaron ese acuerdo y el diario ‘The Washington Post’ desveló que el jefe de la CIA, William Burns, se entrevisto el lunes en Kabul con el mulá Baradar, jefe político talibán. Estados Unidos buscaba con ese pacto poder retirar sus tropas sin sufrir ataques, los islamistas querían recuperar el poder perdido en 2001. Unos y otros han logrado sus objetivos. Dilatar más la retirada suponía una «línea roja», según unos islamistas que recordaron que Joe Biden ya cambió la fecha que inicialmente se había fijado el 1 de mayo. No habrá nuevas extensiones.

De poco sirvieron las peticiones del Reino Unido o Francia para pedir una prórroga que les permita sacar a sus colaboradores a partir del 31. París lamentó que con este breve margen de tiempo no podrá sacar a todos los suyos, mensaje similar al lanzado por España. La cifra de las personas evacuadas hasta ahora ronda las 60.000, según el Pentágono, pero quedan muchas más en tierra.

El Emirato vuelve con fuerza y, a la espera de formar lo que denominan como «gobierno integrador», anunció la designación de nuevos ministros en puestos clave como Finanzas, Interior, Educación o Defensa, para este último cargo optaron por el mulá Abdul Qayyum Zakir, que pasa de la celda de Guantánamo a dirigir las fuerzas islamistas.

Desde el exterior preocupa el futuro de las mujeres y la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, declaró que «una línea roja fundamental será la forma en que los talibanes traten a las mujeres y a las niñas y respeten sus derechos a la libertad, la libertad de movimiento, la educación, la expresión personal y el empleo, conforme a las normas internacionales en materia de derechos humanos».

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