domingo, 29 de agosto de 2021

Liberación de tarifas de luz en España provoca polvorín social

Madrid, 29 agosto 2021.- María del Rosario Quelez es voluntaria en un banco de alimentos desde hace tres años y su diagnóstico es diáfano sobre el aumento de la pobreza y el riesgo de exclusión social a raíz de la escalada histórica en el precio de la energía eléctrica en España: Lo vemos todos los días, familias que prefieren hacer las colas en nuestros centros para recibir una bolsa de comida antes que utilizar sus electrodomésticos para cocinar en casa.

El precio de las cosas, no sólo de la luz, también del agua, de los servicios, de la gasolina, está provocando auténticos estragos en el tejido social.

Ante la pasividad de un gobierno fracturado y sin un plan para atajar la crisis, el precio de la luz en España superó por tercera vez en menos de tres meses su máximo precio, al alcanzar los 122.7 euros por megavatio. Lo que se traduce en que poner una lavadora, una lavavajillas, el aire acondicionado o un ventilador en casa cuesta más del doble de lo que se pagaba hace sólo un año.

El diagnóstico de la voluntaria del banco de alimentos, quien también trabaja en una empresa de telefonía y sufre en carne en propia la escalada de los precios, según explicó a La Jornada, se ha agudizado, si cabe, este verano. Sobre todo en agosto, cuando además del precio histórico en el precio de la luz se alcanzaron temperaturas insoportables, que sólo se podían paliar con un poco de aire del ventilador o el aire acondicionado.

La mezcla fue letal; mientras en algunos pueblos del sur de España se superaron los 47 grados centígrados en la hora del día de más calor, las empresas eléctricas, desde los despachos de los grandes directivos, hacían caja especulando en los mercados financieros para subir los precios y provocar que los clientes en España paguen un precio por el servicio nunca antes visto.

Un drama familiar que se convierte en polvorín social ante el sinfín de historias de alteración en la vida cotidiana. Como el caso de un padre de tres niños, quien se identificó ante un medio de comunicación como S.H., de 52 años y que explicó tiene por prescripción médica que utilizar un respirador artificial durante las 24 horas del día. El problema es que su enfermedad le ha incapacitado para trabajar, sólo percibe 850 euros (20 mil pesos) por parte del Estado y una buena parte de ese dinero se lo va tragando mes a mes la abultada factura de la luz.

Nos están dejando desamparados y lo que causa más indignación es cómo los políticos que nos gobiernan miran a otro lado o se echan la culpa entre ellos. Una vergüenza. Él mismo y su familia han tenido que acudir en varias ocasiones a las llamadas colas del hambre, donde reciben comida y enseres básicos de los bancos de alimentos, que en meses recientes dan de comer a más de 600 mil personas diarias.

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