lunes, 19 de julio de 2021

Pandemia y sargazo: la ‘tormenta perfecta’ que afecta al turismo en la Riviera Maya

Quintana Roo, 19 julio 2021.- José Gómez es presidente de la cooperativa pesquera Xaman Ha. Tiene su base en la playa conocida como ‘el recodo’, a unos pocos minutos caminando de la Quinta Avenida de Playa del Carmen; una calle repleta de comercios, restaurantes, hoteles, y discotecas, en uno de los lugares más visitados por los millones de personas que visitan cada año el Caribe mexicano.

Pero en la playa de la ‘Quinta’ hay pocos turistas ahora, lamenta José. El sargazo, una alga de color marrón que comenzó a proliferar en buena parte del Caribe en 2015 y que después ha ido teniendo recales masivos en periodos cíclicos de tres años -el último fuerte ocurrió entre 2018 y 2019-, ha vuelto a brotar con fuerza y rapidez en este 2021, enturbiando las aguas paradisíacas de Playa del Carmen, Tulum, una parte de la isla de Cozumel, Puerto Morelos y Akumal, entre otro puntos del litoral caribeño.

“Lamentablemente, esta misma zona de Playa del Carmen ha vuelto a colapsar”, apunta José, que cuando dice ‘colapsar’, se refiere a que la cantidad de sargazo que escupe el mar hacia la orilla es tan grande, y lo hace de manera tan rápida, que los trabajos titánicos de limpieza no dan abasto.

Todo esto afecta a los pescadores, plantea el presidente de la cooperativa, cuyas embarcaciones se averían constantemente por las algas atoradas en las transmisiones. Y afecta, claro, al turismo que viene en busca de sol y Caribe, y se encuentra con montañas de sargazo, y un nauseabundo olor a azufre.

“Toda la actividad de la ciudad depende del turista. De eso vivimos los prestadores de servicios, los restaurantes, los hoteles, y muchos negocios”, plantea José, que también es secretario de la Cooperativa Turística Mar Caribe.

“El problema -subraya- es que con tanto sargazo el visitante no puede meterse a la playa porque el agua está oscura. Es lodo descompuesto que huele mal y que puede lastimar la piel. Y es ahí cuando todos nos vemos lastimados. Todos. Porque la gente ya no acude a la playa. Y si lo hace, se va para otros lugares en busca de aguas limpias”.

Por eso, José hace hincapié en que necesitan que “las autoridades le echen más ganas” y “se tomen el problema del sargazo mucho más en serio”. Porque el trabajo de las más de 400 mil personas que viven del turismo en el estado depende de ello.

Marisol Vanegas es la secretaria de Turismo de Quintana Roo. Su tarea no es fácil en estos días: promocionar el turismo en mitad de una ‘tormenta perfecta’: la pandemia y el sargazo.

Para capear el temporal, Vanegas explica que la política del gobierno quintanarroense se basa en la aplicación de cuatro puntos enfocados en generar “confianza y certeza” en el turista, mediante la aplicación de estrictos protocolos de sanidad; la coordinación constante con los sectores hoteleros, restauranteros y empresarial; y la transparencia, que básicamente se resume “a decir lo que pasa cuando pasa, y cuando no, también”.

Para el cierre de este 2021 la dependencia proyecta recibir a 14 millones de turistas, cifra también muy cercana a los 15 millones y medio que se recibían antes de la Covid.

“No hemos visto afectado ni el interés de los turistas, ni las reservaciones de viajes”, afirma Marisol Vanegas, aunque admite a continuación que, en efecto, están enfrentando grandes desafíos.

“El reto del sargazo es impresionante”, concede. “Viene muy fuerte, sí. Vienen cantidades de sargazo importantes”.

Las cifras en este punto no son definitivas, puesto que apenas acaba de arrancar el segundo semestre de 2021. Pero un dato contextualiza la magnitud del problema este año: según un reporte publicado por el medio Luces del Siglo, entre marzo y el 6 de julio pasado, es decir, en apenas cuatro meses de este año, la Secretaría de Marina informó que lleva recolectadas 21 mil 186 toneladas, tres mil más que las 17 mil 865 que recolectó en todo 2020.

Para hacer frente a esta situación, se está atacando el problema por dos frentes: uno, es la recolección en playa, donde en la parte pública los responsables son los municipios y a nivel federal la Secretaría de Marina, que cuenta con más de 300 elementos para esta tarea; mientras que en la parte privada, los responsables son los hoteleros que tienen la concesión.

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