lunes, 12 de julio de 2021

Países asiáticos endurecen medidas para frenar la peor ola de la pandemia

Asia, 12 julio 2021.- Varios países del Sudeste Asiático viven en las últimas semanas sus peores brotes de COVID-19 y se apresuran a endurecer las restricciones ante la fuerza de la variante delta un año después del inicio de una pandemia que muchos de ellos pudieron capear en los primeros meses.

Malasia, Tailandia, Birmania, Laos y Camboya, experimentan un fuerte repunte en los casos de la COVID-19. Por ello, los gobiernos se apresuran a endurecer las restricciones ante la fuerza de la variante delta, que ha ido ganado terreno en el mundo.

El aumento de contagios se suma a la lentitud de la campaña de vacunación, con Malasia y Camboya como únicos países donde más del 10 por ciento de la población ha recibido la pauta completa, y a las dudas sobre la eficacia de las vacunas ante la variante delta.

El más golpeado de la zona es Indonesia, que en la última semana ha registrado una media de 33 mil nuevos casos al día, incluidos pacientes vacunados, lo que está desbordando la capacidad de su sistema sanitario, con una alarmante escasez de suministro de oxígeno para pacientes graves.

De las más de 65 mil muertes que el país ha sufrido desde el inicio de la pandemia, más de 8 mil se han producido en las dos últimas semanas, mientras el gobierno trata de comprar o recibir donaciones de oxígeno y equipos de respiración asistida de otros países, como Australia o Singapur.

Las autoridades impusieron desde el 3 de julio un confinamiento parcial y un endurecimiento de medidas que durará hasta el 20 de julio y que impone un cierre temporal en escuelas, recintos religiosos, parques, museos, estadios deportivos, centros comerciales, bares y restaurantes.

En la vecina Malasia, donde este sábado se batió el récord de contagios diarios con 9 mil 353 casos, el gobierno ordenó el pasado 15 de junio restringir los movimientos y la libertad económica, con distintos grados por estado en función del número de contagios.

La fuerza de esta última ola y sus desastrosos efectos económicos han provocado un terremoto político en el país después de que el partido más votado retirara esta semana su apoyo al gobierno por su mala gestión de la crisis sanitaria y económica, lo que podría provocar la caída del actual primer ministro, Muhyiddin Yassin.

Tailandia también vive su peor crisis sanitaria por COVID-19 y ha ido endureciendo las medidas en las últimas semanas hasta prohibir las reuniones de más de cinco personas, los desplazamientos no esenciales e imponer un toque de queda a las nueve de la noche en Bangkok y cuatro provincias del sur.

Las nuevas restricciones, que limitan los horarios de restaurantes y centros comerciales y obliga al cierre de negocios como salones de masaje y de belleza, entran en vigor este lunes hasta el 25 de julio, en un país que este sábado registró 9.326 nuevos casos y 91 muertes, el número más alto de fallecidos por COVID-19 en un solo día.

Mientras el resto del país endurece las medidas, la isla de Phuket abrió el 1 de julio sus puertas a turistas vacunados que dieran negativo en una prueba de detección del virus, un experimento que plantea muchas dudas después de que esta semana se detectara el primer positivo en un turista vacunado.

Vietnam, Laos y Camboya, que habían pasado el primer año de pandemia sin apenas muertes y con muy pocos contagios también se ven desbordados por la rápida propagación de la variante delta.

Ho Chi Minh (antigua Saigón), la ciudad más poblada de Vietnam vive desde el viernes el primer confinamiento estricto a los 13 millones de habitantes de su área metropolitana, en un país que está batiendo a diario el récord de contagios y que desde el inicio de la pandemia ha registrado 23,185 infecciones y 105 muertes.

Camboya, que hasta marzo de este año no había registrado ningún fallecido por COVID-19, acumula ya 902 y más de 60 mil contagios, pese a las restricciones impuestas desde febrero y a su mayor ritmo de vacunación.

Uno de los países donde más preocupa la evolución de la pandemia es Birmania, sumida en una crisis desde el golpe de Estado militar del pasado 1 de febrero y donde, según el periódico Irrawaddy, el 90 por ciento de las localidades sufren ya contagios.

El líder de la junta, el general Min Aung Hlaing, reconoció el viernes la gravedad de la situación después de que el país registrara una cifra récord de 64 muertes en un día y dijo que estudiarían más medidas además de las ya en vigor, entre las que destaca el cierre de las escuelas.

La excepción de la región parece ser Filipinas que tras vivir su peor crisis en marzo, ha ido relajando esta semana las restricciones ante el paulatino descenso de contagios, que las autoridades atribuyen al avance de la campaña de vacunación, aunque apenas el 3 por ciento de la población ha recibido la pauta completa.



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