Nueve aviones dibujaron la bandera de Francia en el cielo de París. Despidiendo una estela de gases de tonos azules, rojos y blancos, las aeronaves de la Fuerza Aérea elevaron la celebración del Día de la Bastilla hasta lo más alto, con una revista sobre la emblemática Avenida de los Campos Elíseos.
Pero no solo los nacionales participaron en esta fiesta, que evoca el 14 de julio de 1789, cuando la toma de la Bastilla marcó el inicio de la Revolución francesa, y en la que fueron desplegados 4,290 militares. En esta ocasión, las autoridades celebraron con dos invitados de honor: Japón y Singapur.
Hileras de agentes singapurenses y de las autodefensas japonesas se sumaron a la organizada marcha que fue presidida por el mandatario francés, Emmanuel Macron, y el general Francois Lecointre a bordo de un vehículo militar.
Singapur es un aliado crucial del Ejército de Francia. Desde hace dos décadas, esta nación asiática forma a buen número de los pilotos de combate de su Fuerza Aérea en el sur del territorio francés y, justo en 2018, se cumple el aniversario número 160 de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
El despliegue de 250 caballos y 220 vehículos avanzó desde el Arco del Triunfo hasta la Plaza de la Concordia, donde un palco de honor acogió a los líderes diplomáticos asistentes al evento, en el que se rindió homenaje a los heridos y a los participantes en las operaciones de rescate en las Antillas Francesas que se llevaron a cabo tras el impacto provocado por el devastador paso del huracán Irma, en septiembre de 2017.
El lema de la conmemoración militar giró en torno a un mensaje de "hermandad de armas" bajo los uniformes, por lo que los emblemas de los dos países asiáticos invitados abrieron el desfile junto con las insignias francesas, que estuvieron fuertemente escoltadas por siete soldados de cada nacionalidad.
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