Ciudad de México.- Después de que en 2006 se alcanzó una producción promedio de 3 millones 256 mil barriles diarios de petróleo crudo, la tendencia fue a la baja.
Llegó en 2013, primer año de la pasada administración, a 2 millones 522 mil y un millón 823 mil en 2018, lo cual significó un desplome de 699 mil al día, es decir, una caída de 28 por ciento.
La fuerte contracción en años recientes de los precios del petróleo y la baja inversión, así como la complejidad en los yacimientos maduros y la declinación natural de los campos, son elementos que contribuyeron a la reducción de los niveles de producción.
El desplome de la extracción fue acompañado por un incremento exponencial de la deuda, que pasó de un billón 59 mil millones de pesos en 2013 a 2 billones 123 mil millones en 2018, lo que representó un aumento de poco más de 100 por ciento.
Sin embargo, la duplicación de la deuda en sólo un sexenio no se reflejó en un aumento de la producción.
La combinación de un acelerado crecimiento de la deuda con un entorno de altas tasas de interés se ha reflejado en un incremento del servicio de la misma, que presiona el déficit financiero de la empresa productiva del Estado.
Sumado a lo anterior, el balance financiero se ha visto impactado por la caída de los precios internacionales del crudo, que en función de los diferentes niveles registrados han amplificado el déficit financiero de la compañía.
Pemex ha registrado balances financieros negativos desde 2009, lo cual significa que ha sido una década de reportes adversos consecutivos. En línea con la mayor caída de los precios del crudo en los mercados internacionales, el déficit más amplio se documentó en 2015.
Las reservas de hidrocarburos cayeron a prácticamente la mitad en el último sexenio. Descendieron de 43 mil 800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente en 2013 a únicamente 21 mil 100 millones en 2018.
domingo, 28 de julio de 2019
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